martes, 15 de enero de 2013

El observador de historias.



Observa desde su ventana...
El espectáculo de una mañana rutinaria,
sonríe al pensar que esas malditas benditas rutinas
son sus historias preferidas,
aquellas que llenan las hojas del cuaderno negro.

Observa desde su ventana...
Otra mañana rutinaria.
Aquel viejo camión, tanto como su chofer,
el dueño del bar, que fuma su enésimo cigarrillo a la espera de clientela,
niños y adolescentes que pasan con carpetas, delineando la noción de futuro,
decenas de hombres y mujeres con su equipaje de sueños desperezados.

Observa desde su ventana...
La mañana comienza, con sus ritos y sus ratos libres,
con sus historias rutinarias y sus histerias fascinantes.
Como quien espera el amor que no fue,
como quien se cansa de tanto amar,
de tanto esperar...

La mañana se despereza desesperada.
Con sus gustos y sus modas,
con sus lutos y sus bodas,
con sus dos más dos son tres,
con sus tres es multitud...
con el dolor del amor,
con el valor de animarse a un sueño más.

Observa desde la ventana...tiene tanto que escribir.

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