lunes, 5 de noviembre de 2012

Amigo Bosque.

El bosque

Ciudad natal de gigantes verdes,
cómo he de extrañarte cuando me halla ido.
Ver la luz atravesar tus ramas
y el viento melodioso tocar tu piel.
Oír a lo lejos el majestuoso de agua rugir
junto al canto de las aves al despertar.

El aroma a leños en la fresca mañana
da comienzo a un grueso desayuno,
con la mezcla de mil sabores
de mil flores y una libra de pan.

Habrá muchos bosques más en mi camino,
pero ninguno me recibirá como tú,
arrojándome florcillas en el sendero
y saciando mi sed con las gotas del rocío.

Aquí crecí y aquí soñé.
Aquí jugué a ser tu caballero sin saber
que el tiempo me demostraría
que en mi juventud guerrera te protegería.

Siempre impregnarás mi alma con tu espíritu,
aun sin saber cuando podré sentirte otra vez.
Pero te prometo que en el paso de unos años,
trayendo gloria y riquezas, a ti volveré.

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